domingo, 22 de abril de 2018

Desayuno si, desayuno no


Desayuno si, desayuno no
Parece ser que ahora está de moda decir que no hace falta desayunar, los argumentos son, que si no se tiene hambre pues que no es necesario, porque como con los desayunos, según comentan, lo único que se consigue es enriquecer  a la industria alimentaria que nos da a elegir entre una amalgama de bollerías varias, cereales saturados de azúcares añadidos, zumos que solo son agua y azúcar y demás calamidades alimentarias. Se ve según esto, que nadie tiene capacidad de decisión y no  sabemos  elegir un desayuno saludable.

De acuerdo con este razonamiento,  se podía hacer extenso, a que tampoco es necesario comer, ni cenar,  lo mejor sería  solo cuando se tenga hambre, menos mal que esto se dice en nombre de la ciencia, que no sé cómo sería si se dijera sin evidencia científica.
También se dice que no es la comida más importante del día y en eso estoy totalmente de acuerdo, lo que no sé, es cuando se ha dicho que tenga que serlo, a no ser en la cultura anglosajona y norteamericana.  Por otra parte se comenta que un buen desayuno sería tomar las sobras de la cena y claro, eso dependerá de lo que se cene, porque como sea embutido, y si sobra tal vez es porqué se están haciendo cenas excesivamente copiosas.
Se acusa a los desayunos de ser los culpables del aumento de la obesidad en España en los últimos años, como si las galletas se comieran desde hace dos días.

Una gran parte de  la población española no  tiene hábito del desayuno, la mayoría de los escolares niños y adolescentes  acuden a sus clases sin desayunar y el problema no es que  desayunen, el verdadero problema es ¿qué desayunan? y que si no lo hacen luego el almuerzo no suele ser nada saludable sino también bollerías y bocadillos de embutidos que o se llevan de casa porque es lo más rápido o se compran en las cafeterías  de los centros escolares si las tienen o lo proporcionan las empresas de restauración colectiva que gestionan el comedor. Pero fruta no se ve por ningún sitio, a no ser que se lleve de casa, lo cual es una muy buena opción.

Los hábitos alimentarios no se cambian de un plumazo, de forma que si tan sólo hace unos diez años que se empezó a hacer campaña sobre el buen hábito de desayunar, es demasiado pronto para valorar si esta intervención en promoción de la salud ha sido eficaz o no, y menos decir que es el desayuno el culpable del aumento de la obesidad. Lo será el consumo de ultraprocesados y precocinados a cualquier hora del día, que cada vez ha ido adquiriendo más adeptos, primero por su fácil consumo sin preparación y dado en la sociedad del estrés y las prisas en que nos movemos es una opción muy utilizada.
Con ello quiero decir que ya está bien de marear a la población para generar polémica y sensacionalismo, que las intervenciones de promoción de la salud no se hacen  desde los púlpitos y las potronas, se hacen desde las trincheras del día a día y son programas muy bien diseñados, con evidencia científica y con un gran trabajo para poderlos llevar acabo. Pero es muy fácil criticar para un beneficio propio o porqué a mí me va bien y no para un beneficio colectivo, que al fin y acabo es lo que debe hacer los buenos profesionales.

Por tanto desayunar  es un buen hábito ya no tan solo por el hecho de lo que se come, sino también porque es un momento de socialización familiar, un momento de compartir de buena mañana y no recargar solo las pilas fisiológicas sino también las psicológicas y anímicas. Luego un desayuno saludable  si hace falta, eso sí, lo que no hace falta es atiborrarse de comida de buena mañana, pero un desayuno frugal que no aporte más de un 15% de las kilocalorías totales del día es aconsejable siempre que se tolere bien.

"Detrás de la niebla se pueden encontrar mundos de ensueño"




Dra. Mª Teresa Lluch 

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