¿Son
los obesos adictos a la comida?
Las personas
con obesidad se les ha relacionado con escasa fuerza de voluntad y poco
autocontrol con la comida, también se puede incluir en este caso los trastornos
por atracón, compulsión por comer, y la típica ansiedad por comer o comer para
compensar situaciones estresantes. Sin
embargo a parte del tema hormonal y genético, en estudios recientes, se ha observado
que los alimentos ricos en grasas y azúcares sencillos sobrecargan (según Paul
J. Kenny) el sistema de recompensa del cerebro, lo que da lugar a que se
reduzca la capacidad de informar al individuo de que deje de comer.
¿Qué quiere decir esto? ¿Qué se entiende por el término adicción a la comida?
¿Qué quiere decir esto? ¿Qué se entiende por el término adicción a la comida?
Las hormonas que controlan la ingesta pueden ser inhibidoras o estimuladoras del apetito. Cuando hace tiempo que no hemos comido, se activan las hormonas estimuladoras, de forma que estas, además de aumentar el hambre, actúan sobre los circuitos cerebrales de recompensa asociados a la ingesta de comida, provocando la liberación de endorfinas y dopamina sustancias relacionadas con la sensación de placer, motivación y bienestar. Mientras estamos comiendo, tanto el estómago como el intestino liberan hormonas inhibidoras del apetito y con ello disminuyen las señales de placer, así la comida resulta ser menos atrayente y dejamos de comer.
Por lo tanto podemos decir que las hormonas que
regulan el apetito, lo hacen en parte mediante la modulación de la experiencia
placentera asociada a la ingesta. De forma que como comenta Paul J. Kenny en
sus estudios, cuando estamos ante alimentos muy apetecibles ricos en grasa y
azúcares, en la mayoría de los caso muy atractivos visualmente, estos afectan tan
fuertemente a los sistemas de recompensa que neutralizan a las hormonas
inhibidoras del apetito, incitándonos a comer. Un claro ejemplo de ello, es el
caso de que aún estando ya saciados, después de una comida y llega el
apetecible pastel de chocolate, se le acaba haciendo un hueco. Luego las
comidas altamente apetecibles pueden anular las señales de las hormonas
inhibidoras del apetito y provocar el aumento de peso. El organismo ante esta
circunstancia eleva los niveles de leptina e insulina (hormonas inhibidoras del
apetito) y aumentan más cuando el peso corporal sube, llegando a un punto que
se vuelven cada vez menos efectivas, ya
que se desarrolla una tolerancia a su acción. En este punto esto podría ser
comparable a la drogadicción, así los obesos comerían en exceso para obtener el
mismo nivel de placer que los delgados. Podríamos decir que la ingesta excesiva genera un bucle de
retroalimentación en los centros cerebrales de recompensa, cuanto más se come, más ansia hay por comer,
pero cada vez es más difícil calmar esa ansiedad.
En otros estudios con neuroimagen se ha visto que
los obesos muestran niveles bajos de un receptor de la dopamina, el D2R lo
mismo sucede en los alcohólicos, o los adictos a diferentes tipos de drogas.
En resumen según las últimas investigaciones, se podría decir que la obesidad está causada por una necesidad de satisfacer los centros del placer del cerebro. De forma que los desajustes hormonales de las personas obesas serian una consecuencia, y no una causa, del aumento de peso.
En resumen según las últimas investigaciones, se podría decir que la obesidad está causada por una necesidad de satisfacer los centros del placer del cerebro. De forma que los desajustes hormonales de las personas obesas serian una consecuencia, y no una causa, del aumento de peso.
Esta visión de hacer un paralelismo entre la
obesidad y la adicción, no es aceptada por toda la comunidad científica, y hay
estudios contradictorios. Otros científicos comentan que es disparatada esta
propuesta, porque de alguna forma todos de una forma u otra somos adictos a la
comida, sino, no sobreviviríamos.
Los investigadores que rechazan el modelo de
adicción en la obesidad, están aportando argumentos razonables. De todas formas
parece que hay un concomitante de prejuicio al concepto de drogadicción. El reto científico ahora está en descubrir si
tales similitudes son superficiales o surgen de alteraciones cerebrales.
En definitiva en espera de más estudios que
confirmen o no está visión de la adicción de los obesos por la comida. Una buena
intervención en la obesidad, trastornos
por atracón, bulimia y ansiedad por comer, abarca tanto un componente
nutricional como psicológico, de hábitos y entorno social de los que padecen
estas patologías.
T. Lluch
"El murmullo del agua al fluir nos hace resurgir"
T. LLuch