Capítulo III
¿Qué tal estáis?, aquí vuelvo a contaros una de mis historias, pero me gustaría saber algo de vosotros, ¿Cómo os ha tratado u os trata el amor? Esta sociedad individualista intenta cada vez más dejarnos solos, de hecho, los índices de soledad no deseada cada vez son más elevados, y no solo en la población mayor, parece ser que son muchos los jóvenes solitarios, perdidos en una amalgama de apps de contactos, redes sociales y juegos cibernéticos. Bueno también es verdad que como dice el refrán: más vale solo que mal acompañado. Otra forma de soledad, es la que se siente pese a estar rodeada de gente: gente que no te aporta nada, gente que no te quiere, gente que te utiliza y/o manipula. Así es, cada vez son más los narcisistas que parasitan a las buenas personas. Y tanto potenciar la autosuficiencia en “seres sociales”, está dando como resultado un gran aumento de trastornos psicológicos, como: depresión, ansiedad, agarofobia, trastornos de la conducta alimentaria, etc. Una buena amalgama, resultado del malestar psíquico. Yo como ya os conté en anteriores relatos sufro de trastorno múltiple de la personalidad romántica, es decir, romanticitis, y es una pasada poder sentir a tope sin miedo a tantos prejuicios, de si eres tontita, blandita, y al final una piensa que: para vivir hay que tener coraje, porque pasar por la vida como un zombi sin sentir por miedo a que te hagan daño, es como ver un paisaje solo con la vista anulando el resto de los sentidos y emociones. Así que os invito a vivir con un toque de romanticitis, pero con conocimiento, porque “el amor siempre acaba doliendo”, mi III romance, que os dejo a continuación.
III ROMANCE
EL AMOR SIEMPRE ACABA DOLIENDO
El amor siempre acaba doliendo.
Aunque grites, aunque anheles,
aunque luches por su vida. Duele.
Temes perderlo, ambicionas su orgullo,
su emoción, la chispa que hace vibrar, la sensación.
Pero el amor, a veces muere,
muere porque alguien,
no quiere cuidar la pasión que le envuelve.
El amor es delicado, de terciopelo,
de fina seda fugaz.
El amor duele, duele cuando te lo niegan,
cuando la rutina envuelve su luz tenue y pequeña.
El amor necesita coraje, necesita valor,
enfrentarse a los miedos, liberar su pasión.
El amor es tan frágil, tan benévolo,
que requiere mucha atención.
El amor siempre acaba doliendo.
Porque necesita algo que lo alimente.
La complicidad, la admiración, la fuerza y vigor,
de dos corazones amantes.
El amor siempre acaba doliendo.
Cuando de amantes pasamos a amigos cordiales.
Así siento yo el amor,
Como un remolino como una intensa vibración, porque si no…
El amor siempre acaba doliendo.
En el lecho del aburrimiento,
en el lecho del amante durmiente, sin pasión.
T. Lluch
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