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En distintas investigaciones llevados a cabo
por autores como Ley, R. E., Turnbaugh, P. J., Klein, S., Gordon, J. I y Bäckhed,
F. Se vio que los ratones obesos presentaban mayor contenido de bacterias Firmicutes que de Bacteroidetes, lo cual se extrapolaba también en humanos. Es decir
que las personas obesas, en su microbiota presentan un índice más bajo en la relación Bacteroidetes/Firmicutes que
las no obesas.
También se vio que si se modificaba esta
composición mediante el trasplante de heces de ratones normopeso a ratones
obesos, estos bajaban de peso al restablecer el equilibrio en la composición de
la microbiota. Es decir al aumentar el
número de bacteroidetes frente a los firmicutes, se disminuye de peso.
¿Cómo actúa esta microbiota para que afecte
sobre el aumento o disminución de peso?
Algunos de los productos del metabolismo microbiano pueden actuar como moléculas que influyen en el metabolismo del huésped, de forma que estos productos afectan directamente a la función intestinal, pero también pueden tener acción a nivel del hígado y el cerebro, así como sobre el tejido adiposo y muscular, todo ello influye en el nivel de obesidad y las comorbilidades asociadas, esto se debe a que la actividad enzimática microbiana puede influir directamente sobre la fermentación de polisacáridos y el metabolismo de los ácidos biliares, o conjuntamente con el huésped actuar sobre el metabolismo de la colina(Tremaroli y Bäckhed; 2012). De aquí se desprende que de alguna forma la microbiota influye sobre las sensaciones de hambre y saciedad y más recientemente, se ha propuesto un modelo de control del apetito que se basa principalmente en la señalización intestinal y las propias necesidades del animal para mantener la homeostasis energética. Se ha demostrado que varios componentes bacterianos y metabolitos estimulan las vías de saciedad intestinal, su producción depende de los ciclos de crecimiento bacteriano (Ridaura, et al; 2013). Esta modulación ligada al crecimiento bacteriano a corto plazo de la saciedad intestinal puede combinarse con la regulación a largo plazo del apetito, controlada por los circuitos neuropeptidérgicos del hipotálamo. De hecho, se detectan varios productos bacterianos en la circulación sistémica, que pueden actuar directamente sobre las neuronas hipotalámicas (Fetissov; 2017).
En definitiva, y de acuerdo con los estudios más recientes, se
podría plantear intentar cambiar la microbiota intestinal de las personas con
obesidad mediante una dieta equilibrada y saludable e incluir alimentos
probióticos y prebióticos. De esta forma nuestros pequeños amigos microscópicos
nos ayudarían a controlar el peso ya que actuarían sobre nuestra saciedad.
Os dejo las referencias bibliográficas por si son de vuestro interés:
Referencias
Bäckhed, F., Ding, H.,
Wang, T., Hooper, L. V., Koh, G. Y., Nagy, A., ...y Gordon, J. I. (2004). The
gut microbiota as an environmental factor that regulates fat storage. Proceedings of the National Academy
of Sciences of the United States of America, 101(44), 15718-15723.
DiBaise, J. K., Zhang,
H., Crowell, M. D., Krajmalnik-Brown, R., Decker, G. A., y Rittmann, B. E. (2008, April). Gut microbiota
and its possible relationship with obesity. In Mayo Clinic Proceedings (Vol. 83, No. 4, pp. 460-469). Elsevier.
Fetissov, S. O. (2017).
Role of the gut microbiota in host appetite control: bacterial growth to animal
feeding behaviour. Nature Reviews Endocrinology, 13(1),
11-25.
Ley, R. E., Bäckhed, F., Turnbaugh, P., Lozupone, C. A.,
Knight, R. D., y Gordon, J. I. (2005). Obesity alters gut microbial ecology. Proceedings of the National Academy
of Sciences of the United States of America, 102(31), 11070-11075.
Ley, R. E., Turnbaugh, P. J., Klein, S., y Gordon, J. I.
(2006). Microbial ecology: human gut microbes associated with obesity. Nature, 444(7122), 1022.
Ridaura, V. K., Faith,
J. J., Rey, F. E., Cheng, J., Duncan, A. E., Kau, A. L., ... y Muehlbauer, M.
J. (2013). Gut microbiota from twins discordant for obesity modulate metabolism
in mice. Science, 341(6150),
1241214.
Sanz, Y., Santacruz, A., y Dalmau, J. (2009).
Influencia de la microbiota intestinal en la obesidad y las alteraciones del
metabolismo. Acta Pediatr Esp, 67(9), 437-442.
Tremaroli, V., y
Bäckhed, F. (2012). Functional interactions between the gut microbiota and host
metabolism. Nature, 489(7415), 242-249.
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