sábado, 7 de noviembre de 2020

EL AYUNO INTERMITENTE Y DEMÁS PAPARUCHAS

EL AYUNO INTERMITENTE Y DEMÁS PAPARUCHAS

El tema de dietas y moda parece inagotable, cuando piensas que ya ha acabado la vendida de moto de regímenes milagrosos vuelen a la carga con más de lo mismo, pero ahora con el apoyo científico (según dicen, aunque la controversia está servida) y cómo no de las celebritys que están estupendísimas de la muerte gracias a que siguen estas dietas maravilla de la naturaleza, y sino que se lo pregunten a Elsa Pataky.

¿Qué se entiende por ayuno intermitente?

Como su nombre indica, quiere decir: Comer durante unas horas determinadas y ayunar durante otras. Basándose en ello, la variación está servida, los hay que hasta proponen las horas que debes comer y no, dependiendo de tu estructura corporal y de donde se quiere adelgazar, increíble, pero cierto. Tampoco es nada nuevo lo del ayuno (aunque nos quieran convencer de que es algo novedoso) y que no lo hicieran nuestros ancestros, así como en distintas religiones. La forma más habitual de hacerlo es ayunar durante doce horas y que éstas, estén comprendidas entre la cena y la primera comida que se haga al día siguiente. Es decir, si cenamos a las 9 ayunaremos hasta las 10 del día siguiente. Otra de las fórmulas más utilizada es la 16/8, que se trata de ayunar durante 16 hora y se puede comer durante 8.

Esta pauta nutricional (más que dieta) se le atribuyen, además, después de algunas investigaciones, grandes milagros como son: pérdida de peso, aumento de la longevidad, disminución de diabetes tipo II, disminución del riesgo cardiovascular, disminución del riesgo a padecer cáncer. Lo que no se comenta es que los estudios científicos que lo avalan son pocos y de mala calidad y que las conclusiones a las que llegan son pocos fiables y que lo más probable es que nuevos estudios revelen datos muy diferentes, como se advierte en el último examen del proyecto Nutrimedia de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), bajo la dirección del profesor Gonzalo Casino, llegando a la conclusión de que: “hoy por hoy, la práctica del ayuno esporádico o intermitente por motivos de salud no tiene justificación científica”. Además, no dicen que la mayoría de estudios se han realizado en animales y muy pocos de los publicados se refieren a humanos.

Tampoco informan los defensores de esta pauta alimentaria, de los posibles riesgos de seguirla, entre ellos: el aumento de trastornos alimentarios, déficit de vitaminas como la tiamina (vitamina B1) e incluso con el ayuno prolongado se han descrito muertes súbitas por arritmias ventriculares asociadas a pérdida de proteínas corporales y alteraciones en las concentraciones de cobre, potasio y magnesio. Así como efectos secundarios como:  dolores de cabeza, mareos, dificultades para mantener la concentración, alteración de otras enfermedades o de la absorción de medicamentos.

Desde el punto de vista psicológico no es lo mismo comer sabiendo que no lo volverás hacer en 12 o 16 horas, que comer sabiendo que lo puedes hacer en menos tiempo. Por lo que este tipo de pauta alimentaria favorece, en personas con predisposición, a los atracones y compulsión por comer. Si en un principio puede funcionar para disminuir de peso en personas con obesidad, a la larga genera un efecto rebote y predisposición al atracón. Lo más importante para seguir una alimentación saludable es adquirir unos buenos hábitos alimentarios, algo que no lo proporciona el realizar de una forma continuada ayuno intermitente.

En definitiva, ayunar para adelgazar y mejorar la salud no es una buena idea, sobre todo si lo que se pretende es aprender a comer correctamente para mantenernos sanos. También hay que tener en cuenta que lo que le va bien al vecino no es lo más aconsejable para mí y que seguir las pautas alimentarias de coachs, ifluencers y celebritys no es lo más apropiado. Por lo tanto, antes de iniciar cualquier dieta o pauta alimentaria lo más correcto es acudir a un buen profesional de la nutrición.

"Los suspiros se escuchan detrás de la esperanza, no dejes de suspirar"

Dra. Mª Teresa Lluch Armell